Análisis del Conjunto Arqueológico de Itálica (Santiponce, Sevilla)
- Miguel Ángel León Martínez

- 15 ago
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Índice de contenidos
Contexto histórico.
Guerras Púnicas (264-146 a.C.)
Orígenes de la ciudad de Itálica.
Conjunto Arqueológico de Itálica.
Estructura del Conjunto Arqueológico de Itálica.
Anfiteatro romano.
Teatro.
Murallas.
Termas.
Templo de Trajano.
Acueductos.
Cisterna romana.
Establecimientos comerciales.
Domus.
Referencias.
Webgrafía.

1. Contexto histórico
Antes de pasar a exponer las características principales de Itálica y su conjunto arqueológico, es necesario conocer cuándo y en qué contexto se funda la antigua ciudad de Itálica. El surgimiento de la ciudad se encuentra inmerso en uno de los acontecimientos históricos más importantes de la Historia de Roma, conocido como “Guerras Púnicas” (264-146 a.C.), que enfrentó a Roma y Cartago. En concreto, la ciudad se funda durante la II Guerra Púnica (218-201 a.C.), momento en el que la guerra viaja hasta la Península Ibérica, como se verá más adelante. (Martínez-Pinna y Domínguez, 2016).
2. Guerras Púnicas (264-146 a.C.)
El origen de la palabra “púnico”, procede del latín “púnicus”, que a su vez deriva de “poeni”, nombre que utilizaban los romanos para referirse a los cartagineses. La ciudad de Cartago estaba situada en una península del Golfo del actual Túnez. Su origen era fenicio y destacaba por ser la potencia de mayor envergadura durante el siglo III a.C., en el ámbito comercial y marítimo del Mediterráneo. No en vano controlaba una basta área desde Sicilia hasta la propia Península Ibérica (Andalucía y zonas costeras del Levante). (Santos Yaguas y Roldán, 1997).
La I Guerra Púnica, desarrollada entre los años 264-241 a.C., tuvo su origen, dentro del contexto de la rivalidad tanto política como económica entre ambas civilizaciones, que no dejaba de crecer, por una lucha de hegemonía y control sobre la región de Sicilia. Finalmente, la victoria cayó del lado romano, con lo que logró conquistar la isla de Sicilia, a la que se le añadieron en el 237 a.C., las islas de Córcega y Cerdeña, previamente bajo control cartaginés.
El conflicto quedó en una especie de “guerra fría” durante dos décadas. Durante estos años, los cartagineses, comandados por Amílcar Barca (padre de Aníbal Barca), se centraron en aumentar su presencia e influencia sobre la Península Ibérica. De esta manera, Amílcar va a fundar la ciudad de Akra-Leuké, en las proximidades de la actual Alicante, convirtiéndola en el centro de operaciones para su ejército, reclutando combatientes procedentes de las diferentes tribus ibéricas. Sin embargo, se estima que Amílcar murió ahogado en el 228 a.C., huyendo de un enfrentamiento con los oretanos, en las proximidades de la actual Elche.
A la muerte del líder cartaginés, fundador de la familia de los “Bárcidas (originariamente “Barca”, que significaba rayo), le sucedió su yerno Asdrúbal. Su gobierno se caracterizó por establecer relaciones clientelares con algunos pueblos ibéricos. Otro acontecimiento importante tuvo lugar con la fundación de Cartago Nova (Cartagena), que pasaría a ser la capital. Además, firmó un contrato con Roma donde acordó que el límite de la influencia cartaginesa en la Península Ibérica llegaba hasta el río Ebro.
La historia está llena de giros de guion imprevistos y determinantes, y uno de ellos fue el asesinato de Asdrúbal en el 221 a.C., y con ello llegaba al poder Aníbal, con tan solo veintiséis años. Dedicó sus dos primeros años de mando a aumentar los territorios bajo influencia cartaginesa en las regiones situadas entre los ríos Tajo y Ebro, respetando la ciudad de Saguntum (Sagunto), aliada romana, en un primer momento, hasta que en el 219 a.C., atacó la ciudad, y tras ello, Roma exigió que se le entregase a Aníbal, un hecho que no sucedió, dando inicio a la II Guerra Púnica (218-201 a.C.).
La estrategia de Aníbal pasaba por cruzar los Alpes y llegar a la llanura del río Po, sorprendiendo al enemigo en su propio territorio. El general cartaginés cosechó importantes victorias en los próximos años, donde destacan: en el 218 a.C., las batallas de los ríos Tesino y Trebia; en el 217 a.C., la batalla del lago Trasimeno.
Tras la debacle inicial, apareció en escena un joven llamado Publio Cornelio Escipión, el “Africano”, quien decidió llevar la guerra a la Península Ibérica. Por su parte, Aníbal continuó con su campaña en Italia, logrando su victoria más relevante hasta la fecha en Cannas, en el 216 a.C. Sin embargo, todavía es objeto de debate el motivo por el cual Aníbal decidió no asaltar la ciudad de Roma, cuando todo parecía a su favor, decantándose por dirigirse a la ciudad de Capua. El rumbo de la guerra giró hacia el lado romano, derrotando a distintos contingentes cartagineses, incluyendo la conquista de Cartago Nova en el 209 a.C.
Aníbal continuaba en Italia, con una Hispania debilitada y refuerzos que no llegaban. Su hermano Asdrúbal tenía la misión de cruzar Hispania por el norte y reunirse con su hermano Aníbal. Sin embargo, Asdrúbal nunca llegó a su destino, puesto que fue derrotado por las tropas romanas en el río Metauro. La brillantez estratégica del general Aníbal tuvo su réplica en el bando romano con la figura de Escipión. Decidió marchar hacia el norte de África, ante lo que Cartago reclamó la presencia de Aníbal para proteger la ciudad. No pudo hacerlo, el ejército de Aníbal fue derrotado en la batalla de Zama, en el 202 a.C., dando por terminada la II Guerra Púnica. Según nos cuenta el historiador Tito Livio, Aníbal murió en el año 183 a.C., al igual que su enemigo Escipión el Africano ¿Destino o casualidad?
A partir de este momento, el poder de Cartago quedó reducido a mínimos y la III Guerra Púnica (149-146 a.C.) no impactó en Hispania. La ciudad de Cartago sería destruida en el año 146 a.C. por Publio Cornelio Escipión Emiliano (nieto adoptivo de Escipión el Africano).
3. Orígenes de la ciudad de Itálica
Como se ha comentado, la antigua ciudad de Itálica tuvo su origen durante la II Guerra Púnica. Hay que entender que, hasta la intervención romana en la Península Ibérica durante el conflicto, es decir, en los inicios de lo que se puede denominar como “conquista romana de Hispania”, la administración y organización del territorio era compleja y desigual. En la zona del sur y Levante, existía la presencia de reyezuelos, mientras que, en el norte, destacan las organizaciones gentilicias, con una primera fase primitiva de organización de ciudades. (Álvarez, 1995).
De esta manera, Roma desarrolló el modelo urbano en Hispania, fundando entre otras ciudades, Itálica (Santiponce, Sevilla) en el año 206 a.C., tras la batalla de Ilipa y bajo la dirección de Escipión el Africano. Fue la primera colonia creada por Roma en Hispania y en general, fuera del territorio itálico. (Web Oficial de Turismo de Andalucía [WOTA], s.f.).
En el caso de Itálica, la ciudad tenía la finalidad de servir como lugar de cobijo y recuperación de los heridos por la guerra, al mismo tiempo que servía de lugar de residencia para las tropas romanas, colocando un destacamento militar en el Cerro de San Antonio. La base socio-económica se va a ir transformando a medida que se incrementa la presencia de emigrantes itálicos. Con el establecimiento de la ciudad, Roma se garantizaba el dominio de todos los recursos de la zona, donde destacan los recursos metales y minerales de Sierra Morena, los recursos pesqueros de la zona del Lacus Ligustinus, y no menos importante, los recursos agrícolas que ofrecía el valle del Guadalquivir.
En épocas posteriores, y más concretamente en la segunda mitad del siglo I a.C., la ciudad obtiene un estatuto municipal. Más tarde, alcanzará el estatus de colonia, con lo que logrará equipararse a la metrópolis desde el punto de vista administrativo. El emperador Augusto llevó a la ciudad a una nueva dimensión, dando lugar a la denominada “nova urbs”, una ciudad avanzada y de gran importancia para el Imperio romano.
De Itálica partieron dos futuros emperadores romanos, como son Trajano (53-117 d.C.) y Adriano (76-138 d.C.), quienes, además, propiciaron que la ciudad adquiriese el estatus jurídico de “Colonia Aelia Augusta Italicensium”. (Salas et al., 2017).
Finalmente, durante la época musulmana, la ciudad se convirtió en una cantera de materiales, bajo la denominación de “Sevilla la vieja”.
El aspecto religioso, siempre tan complejo e interesante a partes iguales, tuvo su parte de protagonismo en la ciudad. Sabemos que, durante el proceso de conquista romana de la Península Ibérica, y su posterior pervivencia durante siglos, se importó, entre otros elementos, la religión romana. Las ciudades de Tarraco, Sagunto, Ampurias y por supuesto, Itálica, fueron pioneras en esta práctica. Contamos con huellas epigráficas dedicadas a Minerva o Apolo, junto con restos numismáticos o arqueológicos. De igual manera, se mantuvieron y respetaron algunas divinidades locales, como Melqart o Tanit. (Hervás, 2013).
4. Conjunto Arqueológico de Itálica
Las ruinas de Itálicas fueron declaradas como monumento nacional un 13 de diciembre del año 1912, mediante una real orden. Con esta medida, se buscaba una mejor conservación y protección. Un ejemplo lo encontramos en el año 1711, momento en el cual se produjo la destrucción del anfiteatro de Sevilla, con el objetivo de utilizar la piedra del mismo en la construcción de un dique en Sevilla para hacer frente a las riadas del río Guadalquivir. Sin embargo, no fue un hecho puntual, y podemos encontrar más eventos de “destrucción” durante el siglo XIX. En el año 1844, se crean las comisiones de monumentos históricos y artísticos en las diferentes provincias, con la finalidad de vigilar y conservar el patrimonio. (López, 2012).
El yacimiento de Itálica entra en una nueva dimensión cuando en el año 1860, es nombrado Demetrio de los Ríos como director de las excavaciones del yacimiento. Será el encargado de iniciar la excavación del anfiteatro de Sevilla. Próximamente, entre los años 1872-1874, se dará inicio a las excavaciones de las casas romanas ubicadas próximas a los olivares de la zona, descubriendo 12 mosaicos.
A finales del siglo XIX, algunos investigadores extranjeros se interesaron por el yacimiento, realizando diversas excavaciones en el lugar. A principios del siglo XX, continuaron las excavaciones y los hallazgos, algunos de gran relevancia, como la escultura de Diana, descubierta en el año 1900. En este mismo año, se creó el ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, que será de gran importancia, y del ministerio irán emanando sucesivas leyes en defensa y protección del patrimonio. En las próximas décadas se suceden periodos con mayor actividad y otros periodos de sequía, principalmente debido a falta de financiación.
En el año 1962, Itálica pasaba a ser considerada como un monumento histórico-artístico, mediante un decreto que tiene como finalidad incrementar la protección y excavaciones del yacimiento, mejorando la declaración como monumento nacional del año 1912. Una fecha importante sería 1971, cuando se produce la excavación del teatro romano de Itálica. Se encontraron una parte del graderío, la frons pulpiti, la orchestra, el hiposcaenium, y el arranque de la frons scaenae.
Llegamos al momento cumbre y que más relevante resulta para el presente trabajo: la creación del Conjunto Arqueológico de Itálica. Tiene lugar en el año 1989, junto con la creación de otros conjuntos arqueológicos importantes en Andalucía, como son Medida Azahara o Baelo Claudia. A partir de este momento, la gestión del yacimiento recae en un conjunto de profesionales pertenecientes al cuerpo de conservadores de museos y de patrimonio histórico.
Para el futuro, se tiene el objetivo de conseguir que Itálica sea considerada Patrimonio de la Humanidad. Todavía queda mucho camino por delante, centrados en la actualidad en estudios y excavaciones en la zona del traianeum y de Cañada Honda, bajo la dirección del profesor Rafael Hidalgo Pietro, perteneciente a la Universidad Pablo de Olavide, ubicada en Sevilla.
4.1 Estructura del Conjunto Arqueológico de Itálica
Los visitantes del Conjunto Arqueológico de Itálica pueden contemplar y conocer la historia de las diferentes secciones o lugares dentro de la antigua ciudad de Itálica, que aún conservan restos. Se expondrán sus características principales. (Conjunto Arqueológico de Itálica [CAI], s.f.).
4.1.1 Anfiteatro romano
Su construcción se llevó a cabo durante el reinado del emperador Adriano, originario de Itálica. En cuanto a su ubicación, se sitúa al norte de la ciudad con lo que se beneficia de la existencia de una vaguada natural. Fue levantado utilizando una estructura de hormigón, a la que se añadieron sillares y placas de mármol. Se estima que el anfiteatro podría acoger en su interior a unas 25.000 personas. En cuanto a su funcionalidad, servía de lugar para todo tipo de espectáculos, como las cacerías, luchas de gladiadores, luchas entre animales, representación de episodios bélicos “a muerte” …, es decir, lo que se conocía como espectáculos “de sangre”. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 1
Anfiteatro romano de Itálica

Nota. Adaptado de Diego Delso, delso.photo, Licencia CC BY-SA
Figura 2
Plano del Anfiteatro romano de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
4.1.2 Teatro
Su construcción se inició bien durante la época de Julio César o bien en la etapa de reinado del emperador Augusto, aunque la construcción se alargó durante un siglo. En cuanto a su ubicación, se sitúa en la “vetus urbs”, lugar donde fue descubierto en la década de 1930. Sin embargo, los estudios arqueológicos sobre el lugar, se retrasaron hasta 1970. Por otro lado, el teatro contaba con un aforo de alrededor de 3.000 espectadores. Un aspecto interesante sería que, para la construcción del graderío, es decir, la “cávea”, se aprovechó el desnivel existente en el terreno. Finalmente, el teatro, tras su abandono, adquirió varias funcionalidades como corral, almacén o cementerio. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 3
Teatro de Itálica

Nota. Adaptado de Diego Delso, delso.photo, Licencia CC BY-SA
Figura 4
Plano del teatro de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
4.1.3 Murallas
La presencia de murallas como elemento fortificador es un claro indicador de la necesidad de defensa ante posibles enemigos. Sin embargo, las murallas no solo tenían una función defensiva, sino que también desarrollaba un papel religioso y simbólico. Esto se debe a que en el perímetro amurallado se enmarcaba la influencia tanto de los dioses como de sus templos. De esta manera, encontramos restos en dos puntos dentro del conjunto arqueológico: (ItálicaSevilla, s.f.).
Un lienzo, procedente de época adrianea, ubicado en el extremo norte de la ciudad, en las proximidades del anfiteatro.
En la zona del teatro, adyacente al graderío.
Figura 5
Murallas de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
Figura 6
Plano de las murallas de Itálicas

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
4.1.4 Termas
Existen dos emplazamientos termales dentro de Italia. El primero de ellos se encuentra en la “vetus urbs”, y el segundo en la “novus urbs”. Estos lugares incluían un gimnasio al estilo helenístico, junto a un balneario, formado por un área de accesos y servicios, denominado “frigidarium”, que a su vez estaría compuesto por una “natatio”, “caldarium” y tepidarium”. En cuanto a la estructura de las termas mayores, propias de la época del emperador Adriano, tendrían una superficie de unos 32.000 m2, con la presencia de otras habitaciones destinadas a una sala de masajes, una biblioteca, una sauna y vestuarios. (ItálicaSevilla, s.f.).
Por su parte, existían otras termas menores, más propias de la época del emperador Trajano, que estaban ubicadas en la ciudad vieja. Se ha recuperado el área central y trasera de los baños, donde se aprecia la presencia de varias salas con temperatura diferente: “caldaria” (caliente), “tepidarium” (templada) y “frigidarium” (fría).
Figura 7
Termas de Itálica

Nota. Adaptado de Diego Delso, delso.photo, Licencia CC BY-SA
Figura 8
Plano de las termas de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
4.1.5 Templo de Trajano
Según parece, se trata de un templo construido por el emperador Adriano, con el objetivo de rendir culto y dedicación a su tío y emperador, Trajano. En cuanto a su ubicación, se encuentra en la zona más elevada de la “nova urbs”, y está rodeado por una plaza porticada con exedras. Cuenta con una longitud de una hectárea. El templo se levantaba sobre un podio con unas dimensiones de 29 x 47 m. Además, parece que contaba con unas cien columnas de mármol procedente de Eubea, junto con multitud de esculturas. Otros elementos reseñables son: (ItálicaSevilla, s.f.).
Pórticos con exedras para sujetar esculturas sobre un pedestal.
Fuentes.
En la explanada, se ubicaban estatuas.
Un altar dedicado a la realización de sacrificios.
Figura 9
Templo de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
4.1.6 Acueductos
Cuenta con dos acueductos: (ItálicaSevilla, s.f.).
El primero de ellos, fue construido en el siglo I d.C., y nace aguas arriba del río Guadiamar.
El segundo, fue levantado durante el reinado de Adriano. Presenta su cabecera en las Fuentes de Tejada, y surge con la finalidad de complementar el caudal del primer acueducto.
Figura 10
Acueductos de Itálica

Nota. Adaptado de museosdeandalucia.es
4.1.7 Cisterna romana
Se data a principios del siglo II, momento en el cual se buscaba una ampliación urbana en la ciudad. Sin embargo, se estima que para el año 230, la cisterna quedó inutilizada. Contaba con una capacidad de alrededor de 900.000 litros, con una altura de 5 metros. (Conjunto Arqueológico de Itálica [CAI], s.f.).
Figura 11
Cisterna romana de Itálica

Nota. Adaptado de museosdeandalucia.es
4.1.8 Establecimientos comerciales
Se denominaban “tabernae”, y podemos diferenciar zonas de tiendas, servicio o talleres artesanales. Se ubicaban próximos a los edificios residenciales. (Conjunto Arqueológico de Itálica [CAI], s.f.).
Figura 12
Establecimientos comerciales de Itálica

Nota. Adaptado de museosdeandalucia.es
4.1.9 Domus
Durante la época del emperador Adriano, la ciudad contaba con casas de grandes dimensiones destinadas a las principales familias de la ciudad. Seguían el modelo típico de las domus romanas. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 13
Domus de Itálica

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
En Itálica, se han conservado restos de diferentes domus: (ItálicaSevilla, s.f.).
Casa de los pájaros. Tiene su origen bajo el gobierno del emperador Adriano. Construida con materiales de alta calidad. En ella habitaban personajes importantes de la ciudad. Estaba caracterizada por la presencia de un peristilo, alrededor del mismo se distribuían diferentes salas, junto con una cisterna ubicada en el subsuelo del peristilo. Se encontró un mosaico en el pavimento de una de las salas. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 14
Casa de los Pájaros de Itálica

Nota. Adaptado de museosdeandalucia.es
Casa del Planetario. De igual manera que en el caso anterior, estaba destinada a personajes importantes. En su interior, se encontraron diferentes mosaicos de divinidades planetarias. Según el calendario romano, se corresponderían con los días de la semana. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 15 y 16
Mosaico del Planetario

Nota. Adaptado de Diego Delso, delso.photo, Licencia CC BY-SA
Casa de Hilas. No se ha excavado por completo. Se trata de una vivienda de lujo, que debe su nombre al mosaico del “Rapto de Hilas”, ubicado en su interior, y que actualmente, se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 17
Plano de la Casa de Hilas

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
Casa de la Exedra. No está claro si se trataba de una vivienda o de un edificio de carácter semipúblico (colegio). Contaba con una superficie de unos 4.000 m2. Por su parte, la zona residencial se ordenaba alrededor de un patio con peristilo, con grandes pilares y un estanque central definido con formas curvas. En cuanto a las salas, tenemos letrinas decoradas con mosaicos y una sala-comedor. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 18
Plano de la Casa de la Exedra

Nota. Adaptado de ItálicaSevilla.org
Casa del patio Rodio. No se conoce muy bien su distribución y estructura, lo que está claro es que se trata de una vivienda de lujo, compuesta por gran cantidad de mosaicos. (ItálicaSevilla, s.f.).
Casa de Neptuno. Destaca por la presencia del mosaico de Neptuno. Contaba con unas dimensiones de unos 6.000 m2, y estuvo en funcionamiento desde el reinado de Adriano hasta el abandono de la ciudad. Además, contaba con termas. (ItálicaSevilla, s.f.).
Figura 19
Casa de Neptuno de Itálica

Nota. Adaptado de museosdeandalucia.es
Referencias
Álvarez, F. B. (1995). La Hispania romana. Historia 16.
Hervás, J. M. R. (2013). Historia antigua de España I. Iberia prerromana, Hispania republicana y alto imperial. Editorial UNED.
López Rodríguez, J.R. (2012). Itálica. Cien años de descubrimientos: 1912-2012. Revista de Arqueología Clásica de Andalucía, (2), 53-73.
Martínez-Pinna, J., y Domínguez, D. P. (2016). Breve historia de la Guerras Púnicas. Nowtilus.
Salas Álvarez, J., Durán Cabello, R.M. y Morillo Cerdán, A. (noviembre de 2017). Itálica, cuna de emperadores romanos [Resumen de presentación de la conferencia]. Semana de la Ciencia 2017, Universidad Complutense de Madrid. https://docta.ucm.es/rest/api/core/bitstreams/26780668-7da1-49c7-b860-afde0cfc6469/content
Santos Yaguas, J. y Roldán, J. M. (1997). Historia de España: Hispania romana. 2. Espasa-Calpe.
Webgrafía
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